jueves, 20 de octubre de 2011

Dos

     He pensado en buscarte y eso me asfixia. Me da pavor encontrarte; encontrarme. Fumo; como si eso reemplazara lo sublime de tu mirada. Como deseando que, al ver claridad tras la cortina de humo que hay en mi habitación, estés tú, desnuda. Pero no, sólo estoy yo. Y, sin ropa, únicamente está mi alma y el lago de colores oscuros que sale por mis ojos. Cada día te recuerdo menos porque cada día me duele más.
     Decidí dejarte allá, en el cajón del dolor, pero todos los días se abre, y se abre, y se abre. Y ya vas, y ya vienes; intermitente en mí.

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