miércoles, 17 de octubre de 2012

Planeo


Volaba. El cielo era rojo, anaranjado, morado, azul. El sol se convertía en el ojo más vivo y agudo; penetrante junto a dos montañas que se aventuraban a ser holgadas pestañas: se despedía. Oscuridad paulatina y el primer lunar del cielo: blanco, brillante y cortejador. La sonrisa de la luna y el resplandor de la metrópoli. Un niño tendido en algodón: en nube volátil. Lágrimas en vaivén: lluvia de ambición. Noctámbulos: blancos, negros, rosas, verdes. ¡Euforia, vehemencia, ímpetu! Oscuridad.

Volaré.

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